
Pétalos Parisinos
En el corazón de París, Odeon recuerda el vértigo literario y jazzy que animó sus clubes y cafés. Una melodía repleta del aroma de pachulí. Bajo la cúpula del panteón, las mujeres y los hombres excepcionales se encargan de mantener este fuego creativo. Su resplandor ambarino, avivado por dátiles confitados y sándalo. El deseo por el arte murmulla entre los pliegues del telón del teatro que lleva su nombre. Un aplauso para el acto de la esencia de rosa, del haba tonka, antes de redescubrir los encantos de las piedras antiguas y los techos plateados, para dejarse conquistar por la presencia de los almizcles. Novelesco. Un barrio tejido de ficción, de páginas a devorar, de momentos a vivir, esperando pacientemente en los puestos de los libreros a la madrugada cuando Odéon despierta. De nuevo y para siempre.