
Cítricos y Volcanes
Una isla. Cuyo nombre se asemeja al canto de una cigarra. Allí el sol es orgulloso, la tierra le da la bienvenida, los frutos jugosos. Aceite de bergamota italiana. Aceite de naranja amarga. Etna vela por la mayor dama del Mediterráneo. El espíritu del volcán, su presencia soberana. Abeto balsámico y cuero blanco. Una isla temperamental, creada por un acorde de cuero vigoroso, enérgico y eruptivo. Cálido y vigorizante al mismo tiempo. Desde los callejones del vibrante Palermo, entre el cardamomo y el aceite de semillas de cilantro, en las alturas florecientes de Taormina, un acorde de hojas de violeta, dentro del Valle de los Templos, se desarrolla la hermosa alma siciliana. En sus tierras, en sus montañas, serpentea un camino de resinas y madera. Aceite de cedro del atlas, aceite de guayaco. Para ella, un aroma tan telúrico como aireado, que aúna agua y fuego, cidro y cuero.